
Olvidada tu prosa
duerme entre sábanas de papel
en cerrados cuadernos.
Impaciente la estrofa
apresada entre tus labios,
aleteando entre mariposas
deseosas de volar.
Suplicas bajo la lluvia,
por unas gotitas de buena suerte.
Alzas la mirada
dejando el gesto menguante,
ante la promesa de ese cielo,
que hacia ti no quiere mirar.
Anduviste tu camino,
siempre de prisa,
madrugando la vida,
veloces las horas
trepidante los días.
mientras los meses y los años volaban.
No diste al fruto tiempo de madurar.
Si tan solo hubieses sabido esperar,
un poco, solo un poco más.
Antes de partir eternamente,
busca aquello que no has encontrado,
eso que siempre te ha faltado
sosiego para buscar.
Más tarde,
cuando ya no queda noche
vendrá la mañana,
trayendo el nuevo día
embrujado por ese sol
en busca de aquellos
que como tu necesitan
ser seducidos para seguir viviendo.
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